Había una vez una Monguis. También había plantas.
Las plantas y las Monguis no se llevan bien. Entonces las Monguis evitan a las plantas.

Sin embargo, un día la Monguis se dirigía a su casa cuando sucedió lo peor. El camino usual estaba obstruido por lo que solo quedaba cruzar un prado lleno de plantas. Así comenzó la guerra.

Las plantas pelearon como nunca, aventando frutos y semillas, entorpeciendo el camino e inmovilizando a su rival.

Por su parte, la Monguis resistía con valentía, dando golpes, esquivando latigazos y corriendo con destreza. Pero las plantas eran muchas y muy malvadas. Fue entonces cuando a la Monguis se le ocurrió una idea.

PEnsando que las plantas son, después de todo, vegetales, empezó el ataque culinario. La Monguis empezó a comer a diestra y siniestra, mezclando hojas con pétalos y tallos con raíces. Era todo un festín clorofilezco. En pánico, las plantas decidieron darse a la huída.

Desde entonces las Monguis del mundo ya no le temen a las plantas y comen sus vegetables porque, aquel día, ellas ganaron la guerra.

Fin.
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