Soy un pirata! Arf! Arf!
Un día me contrataron para llevar el ritmo en una guerra.
Yo estaba nerviosa porque tan sólo soy una pequeña monguimón sin ritmo.Pero entonces apareció el German para ayudarme.Entonces juntos cantamos
MOngui Mongui Mongui Món!
Mon MOn Mongui Món!
Y ganamos la guerra.Fin.
Un día decidí convertirme en una lobita.
Fue algo fácil y divertido. Comencé mordiendo a cuánto ser se me pusiera enfrente. No siempre era violenta. De vez en cuando daba mordiditas cariñosas. Las acompañaba con pequeñas y frescas lamiditas. Me gustaba que me rascaran detrás de las orejitas y echarme al final, agusto y satisfecha. Lo más importante fue aullarle a la Luna cada noche. A veces no había Luna ni era de noche.
Entonces me di cuenta de que ya era una lobita.

Un día decidí convertirme en una dinotauria.
No fue fácil pero me ayudó el ser una lobita. Todo mundo sabe que los lobitos y los dinotaurios estan relacionados. Los lobitos y los leoncitos también. Es algo de los dientes. Lo más complicado fue elegir mi cola. Era larga y me movía torpemente con ella. Cambié los aullidos por los dadas.
Entonces ya era una dinotauria.

Un día decidí convertirme en una pescadora.
Fue difícil porque los lobitos y los dinotaurios no saben utilizar redes de pescar. Ya estaba cansada de comer sin cubiertos. Es molesto limpiar la comida de tu cola. Entonces fui al río y llevé mi red. Lo bueno es que podía aullar o dadear mientras hacía esto. Lo malo es que a los peces no les gustan estos ruidos. Al final pesqué un pecesito de colores. Los pescadores no comemos peces de colores. Los lobitos-dinotaurios tampoco. Entonces lo guardé en mi pecera.
Y así fue como me convertí en una lobita-dinotauria-pescadora.
Fin.

Había una vez un cerdito.
EL cerdito era feliz y hacía oink-oink mientras caminaba felizmente por la vida.
Un día se encontró una pastel en una elegante tea-party.
Entonces el cerdito se lo comió y se volvió bien elegante y fue más feliz.
Fin.
Había una vez una gota de agua.
Se despertó una mañana mientras caía de lo alto. No era la primera vez que le pasaba así que no le dio importancia.Aturdida por el impacto, se vio a si misma más pequeñita y resbalándose por una hoja de un árbol. Al fin cayó sobre una rama y decidió dormir una siesta en ese lugar.Se despertó a medio día por el intenso calor. Sabía lo que le pasaría, de hecho, era su parte favorita. Empezó a elevarse por los aires y pudo ver a otras gotitas subiendo igual que ella. Se detuvo al llegar al cielo, donde se reunían todas para pasar la tarde.Al atardecer, vio como se pintaban de colores ella y sus amigas, hasta que el Sol se perdía en el horizonte y la noche reinaba con su calma. Entonces, ya era hora de dormir.Se despertó la mañana siguiente mientras caía de lo alto.
Fin.
Había una vez una planta.
La planta tenía un sueño: convertirse en pirata. Tenía todo para lograrlo, excepto que no podía vivir sin sus raíces en tierra.
Un día conoció a un alga viajera. El alga ya estaba vieja y le contó de sus viajes por el mar. La planta se emocionó al oir esas historias pero entristeció al saber que no podría tener aventuras como esas... Se detuvo al ruido de una incógnita, cómo era posible que el alga estuviese en tierra? Entonces se percató de la pecera que la contenía y tuvo una idea.
Y así fue como la planta zarpó a los 7 mares, moviéndose sobre una pecera llena de tierra y por fin se convirtió en pirata.
Fin
Había una vez un chocolate.
El chocolate era rico y suculento. Entonces la Rosquillo se lo comió y se volvió bien gordita. Entonces el German se la comió.
Fin
Un día decidí ser el capitán de un barco.
Entonces empecé la búsqueda de una embarcación digna de un capitán como yo. Fui a varias barquerías a preguntar, pero todos los vendedores se burlaban de mí ante la idea de que alguien de mi tamaño y edad pudiese ser capitán. Pero un viejo pirata que escuchaba creyó en mí y me regaló su mejor barco.
Así fue como me convertí en un capitán y navegué por los mares y océanos hasta el horizonte, justo donde el agua y el cielo se tocan. Entonces navegué por los cielos, entre nubes de todas formas, colores y tamaños, incluso entre esas bonitas que parecen malvaviscos y que rodean al Sol cuando éste desaparece. Entonces seguí al Sol hasta que se metió a la tierra y descendí con él.
Y ese fue el día en que me convertí en capitán de un barco.
Fin
Había una vez un pollito que vivía en una regadera.
Para él, el mundo era simple y sin problemas. Solía ser feliz con su vida sencilla hasta que un día, guíada por el sonido del "Pío Pío", apareció una cucaracha en la coladera. Tratando de proteger lo que era suyo, el pollito luchó contra el intruso. Fue una batalla que duró mil días y mil noches. El pollito esta en su límite, desperanzado y cansado, pensó en rendirse cuando sucedió lo impensable. La cucaracha resbaló y calló volteada, siendo esa su derrota.
Desde entonces el pollito se dedicó a entrenar y puso el cadáver cerca de la coladera como advertencia para futuros no invitados... Y fue feliz.
Fin
Había una vez un girasol.
Un día amaneció y la flor empezó a seguir al Sol, inclinándose de este a oeste hasta la caída de la tarde. Entonces se percató de que el Sol desaparecería. Asustada, sacó sus raíces de la tierra y corrió detrás de él. Aún así, sin importar qué tan rápido fuese, el girasol fue incapaz de alcanzarlo.
Cansada, triste y sola, la flor, que ahora lucía sus pétalos cerrados, se dispuso a descansar en un prado. De pronto se vio iluminada bajo la gran luna llena. Entonces abrió sus pétalos y la siguió. Fue así como se convirtió en giraluna.
Fin.
Locations of visitors to this page